La madrastra de un joven se burla de sus guantes de goma y se complace a sí misma a través de sus grandes tetas y culo. Le hace una paja, rompiendo todos los tabúes.
En este cuento tentador, un joven regresa a casa para encontrar a su madrastra en la cocina, con las manos cubiertas de agua jabonosa.La vista de ella inmersa en la limpieza de los platos provoca unas ganas repentinas dentro de él.No puede resistir el atractivo de ella, y de inmediato se atrajo hacia ella.Con un brillo pícaro en los ojos, comienza a ducharla con besos, los labios de él bajando por el cuello y asentándose en su amplio pecho.Sus manos, todavía cubiertas de jabón, exploran cada centímetro de ella, haciendo que gima en éxtasis.Pero la verdadera acción comienza cuando alcanza su miembro palpitante.Con un agarre firme, comienza a acariciarla, las manos con guantes agregando una capa extra de sensación.La vista del retorcimiento de su placer es demasiado para soportar, y no puede evitar liberar su propio deseo acumulado.Este encuentro caliente se retuerce tabú mientras se entrega al placer prohibido de su madrasta, dejando a ambos sin aliento al final.